ENRIQUE JARAMILLO LEVI (MIRÁNDONOS)
Colón-Panamá, 1944
Enrique Jaramillo Levi es un poeta y cuentista panameño, autor de más de 50 libros en todos los géneros literarios. Es Licenciado en Filosofía y Letras con especialización en Inglés y Profesor de Segunda Enseñanza por la Universidad de Panamá. Tiene además Maestrías en Creación Literaria y en Letras Hispanoamericanas por la Universidad de Iowa. Ha ejercido la docencia universitaria en México, Estados Unidos y Panamá. Ha sido el creador de varias colecciones de libros, y es un editor muy activo. Es fundador de varias revistas literarias, entre las que destacan la Revista Cultural Maga que se ha estado publicando desde 1984
Armando jamás había soñado dormido; en cambio, despierto soñaba horas enteras sin darse cuenta, completamente ido, disociado de la realidad. Sólo a veces, cuando alguien le hablaba fuerte o lo sacudía haciéndolo salir bruscamente de su ensueño, reaccionaba sorprendido, después molesto, para terminar echando pestes a quien osaba molestarlo.
Casi nunca recordaba los parajes que en esas ocasiones había visitado su fértil imaginación, ni las aventuras que había vivido en ese tiempo, que podía ser larguísimo o instantáneo; pero cuando lo hacía, le iba llegando poco después una inmensa ráfaga de felicidad que tomaba posesión de él y que podía durarle días enteros, trepado muy a gusto en el lomo de una nube.
Por supuesto, ese estado de cosas hacía de Armando, ante casi todo el mundo, un tipo raro. Rarísimo. Sobre todo porque prácticamente no se daba cuenta de nada. Era como si tres cuartas partes de su tiempo se las pasara instalado en otra dimensión, desconectado de su entorno. Pero todo cambió cuando, en uno de sus pocos momentos de total lucidez, nos conocimos.
Se me quedó mirando y me preguntó por qué lo miraba así. Yo le dije que más bien era él quien me miraba demasiado, y que no por ser una hembra hermosa me tenía que aguantar ese tipo de acoso.
—¡¿Acoso?! —preguntó—. En todo caso la que me acosa eres tú. ¡Coño, me despierto y de pronto te veo mirándome sin fin! ¿Qué vaina es ésa? Y lo sigues haciendo como si nada… ¡Yo a ti ni te conozco!
Nos miramos ambos.—Y tampoco yo te conozco… Me llamo Vilma, ¿y tú?
—Armando.
—¡Estabas como ido, por horas!
—¿Llevas horas observándome?
—Más o menos.
—¿Por qué?
—No sé. Sin moverte parecías estar maravillosamente en otro sitio.
—Debe de haber otra razón.
—Tenías los ojos abiertos, pero me parece que dormías.
—Algo así.
—¿Y qué soñabas, si se puede saber?
—Pues…, la verdad…, aunque no lo creas, que de buenas a primeras te conocía.
—¿Y cómo pasaba?
—Tal como en realidad pasó.
—¡Entonces adivinas el futuro!
—Sólo a veces. Falta ver ahora si lo demás se cumple…
—¿Lo demás?
Pero esa vez acertó, porque desde hace diez años somos pareja. He aprendido a acompañarlo en sus viajes mentales, cada quien en su nube, aunque yo sí sueño de noche. Y ambos pensamos que los raros son los demás, metidos siempre en sus munditos cuadriculados, mirándonos siempre como bichos raros.
.jpeg)

Comentarios
Publicar un comentario